[robandome las creaturas de Cortazar]

Las famas vuelven a azotar en las mañanas, desde su lento madrugar a los cronopios, una y otra vez, de verdad nadie sabe por que pero es desde que la oscuridad se va hasta que Ella llega.
Era un hombre curioso siempre camino [y camina] con un pie adelante y otro atraz, siempre al mirar a la izquierda su mano derecha rascaba su nariz, era por pequeños ratos, era un tic.

Desde el inicio hasta el final, El siempre envuelto en su lento divagar.

Una estatua en un parque, que señalaba el norte al que el hombre siempre saluda, cruza la calle se queda quieto espera algo, siempre a la misma hora, en el mismo poste y con la misma sonrisa.

Las famas que rondan por ahí ven una oportunidad, fastidian y revolotean alrededor pero el hombre parece una estatua.Un cronopio que pasa por ahí socorre en su ayuda aunque nunca lo necesita, se miran y sonrien los dos y el cronopio se va.

Ratos y momentos pasan, todo en silencio quedan el hombre siempre sigue en paz, duerme con los ojos abiertos.

Ella llega se aproxima, rituales sociales se presenta, es lo que odian las famas y se van se retiran.
El y Ella empiezan juntos un lento divagar.
Las famas solas se quedan a esperar a quien fastidiar.

Se hacen largas y aburridas pero interesantes.
Todo es una consecuente [partes, finales, historias, histerias, todo]